¿HEMOS LLEGADO A UN PUNTO DE INFLEXIÓN CON LOS JUGUETES DIGITALES?

Hemos decidido inaugurar nuestra columna con un tema particularmente complejo que tiene un claro impacto en nuestras vidas en varios niveles, desde la sociedad hasta los hábitos, desde la forma en que estructuramos nuestro tiempo diario hasta la educación de nuestros hijos.

Hace unos días, un nuevo informe publicado por App Annie, la popular plataforma de análisis y datos móviles, arrojaba luz sobre el mundo digital.

Según el informe, pasamos una media de 4,8 horas al día con el smartphone y descargamos la impresionante cantidad de 230 000 millones de aplicaciones, con un gasto de hasta 170 000 millones de dólares en productos digitales. Por otra parte, parece que la televisión sigue en decadencia al tiempo que los dispositivos inteligentes baten récords a todos los niveles, desde el tiempo empleado hasta las descargas y los ingresos.

El ecosistema móvil parece estar viviendo una edad de oro, habiéndose publicado en 2021 más de 2 millones de apps. Del mismo modo, el juego móvil también está creciendo, gracias, entre otros factores, a la llegada del juego hipercasual, que ha recaudado más de 116 millones de dólares en tan solo un año.

Los niños también viven un nuevo ecosistema de servicios en el que la televisión está menos presente y gastan su dinero de bolsillo muy a menudo en compras digitales, según Kids Insights. Todo está relacionado, hasta el punto de que afecta en gran medida a la estructura social del tiempo y al equilibrio entre las actividades en línea y fuera de línea. Esta es una de las razones por las que, en los últimos años, algunas grandes empresas de juguetes han empezado a invertir en juguetes digitales (aplicaciones móviles), adquiriendo startups o lanzando nuevas aplicaciones, con el objetivo de dar respuesta a las nuevas necesidades de los más pequeños y de la sociedad moderna. Los datos sugieren que estamos cerca de un horizonte de sucesos, más allá del cual es difícil retroceder.

Muchos servicios ya están convergiendo a lo digital, lo que socavará el atractivo de algunos productos tradicionales a largo plazo. Para responder a las nuevas necesidades y a los nuevos lenguajes, es probable que las empresas de juguetes con una amplia cartera de productos y un ADN innovador tengan que ampliar el concepto de juego al mundo digital. Entendiendo la dinámica digital y aprovechando los nuevos modelos de monetización que están apareciendo, las empresas tendrán inevitablemente la oportunidad de atraer a nuevos clientes que quizá no estén satisfechos con la actual oferta de productos estándar. El concepto de juguete educativo en sí mismo se ampliará también a una idea integral de entretenimiento, en la que la ludificación de la experiencia es el núcleo de una nueva propuesta de producto.

Unas raíces sólidas y productos de alto valor ayudarán a protegerse contra los impactos; por el contrario, unas raíces más frágiles y productos de menor valor podrían verse afectadas por el deseo desenfrenado de un nuevo tipo de entretenimiento educativo.

Creemos que las empresas de juguetes deberían estar atentas a las numerosas oportunidades que se presentan y empezar a experimentar los juguetes educativos de forma diferente para reducir significativamente el riesgo de perder el vínculo entre el juego y el desarrollo infantil en un mundo cada vez más digital.

En este sentido, desde Clementoni estamos convencidos de que lo digital debe reconsiderarse como una herramienta, una tecnología a través de la cual transmitir contenidos. De manera similar a lo que ocurrió en 1967 cuando empezamos a ofrecer nuestros contenidos educativos a través de la tecnología «pines» de nuestro Sapientino. Y estamos igualmente convencidos de que el contenido seguirá siendo el factor distintivo tanto entre las empresas de juguetes como en la relación con padres y niños. Por eso creemos que el crecimiento de nuestros pequeños clientes debe alimentarse con un crisol de experiencias posibilitadas por herramientas/productos tanto físicos como digitales, diferentes en términos de materiales, tecnologías y ergonomía, pero unidos por la calidad de los contenidos.

Ya en 2013 en Clementoni empezamos a estudiar el ámbito digital, con el lanzamiento de nuestro primer Clempad. A partir de ese momento, nuestra investigación siguió las dos vías paralelas que aún hoy guían nuestra estrategia. Por una parte, la supervisión continua de los contenidos educativos para encontrar los temas más adecuados para una infancia (y un mundo) en permanente evolución, que, lamentablemente, se complica aún más debido a una educación todavía intermitente. Por otra parte, la vía tecnológica que nos empuja «más allá de lo digital» con el mundo de las apps y con fronteras tecnológicas como la inteligencia artificial o los NFT. Todo ello sin perder de vista la búsqueda del mejor equilibrio entre lo físico y lo digital, convencidos como estamos de que el juego puede dejar huella en ese camino de descubrimiento, comparación e imaginación que contribuye al crecimiento de cada uno de nosotros.
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